MÚSICA
Aunque la mayoría de compositores se inspiran en las virtudes físicas del género femenino, el amor y el desamor para realizar sus composiciones; otros prefieren exaltar, lealtad y belleza de algunas especies animales para crear temas musicales, que se han convertido en patrimonio cultural.

Merece mucha atención que en su mayoría las canciones estén inspiradas en aves. Al parecer, la belleza cromática de estos animales y su habilidad de ver los cielos desde las alturas, han inspirado a los músicos... aunque existen ciertas excepciones.

Un claro ejemplo de ello es la canción "El Gavilán Pollero" interpretada por Pedro Infante,  en la que se asocia la astucia de este animal para conseguir su alimento, con la desilusión del amor perdido.

Otra canción inspirada en el vuelo del ave y su magestuosidad desde las alturas es el famoso tema musical El Condor Pasa, que incluso, ha sido interpretado por Simon y Garfunkel, creadores de la canción Sonidos del Silencio.

La lista de canciones inspiradas en animales es bastante extensa. Si todavía no ha escuchado la canción el Pájaro Chogüi se está perdiendo de un auténtico banquete auditivo. Gracias a los acordes del arpa paraguaya, esta canción hace bailar a cualquiera por más que se resista. Los vivos colores de este singular pajarillo inspiraron la creación de este tema musical que cuenta con una gran cantidad de adaptaciones.

Quien no ha bailado el tema musical La Dicha que tiene el Gallo interpretado por Lizandro Meza en alguna reunión familiar, que lance la primera piedra. Este tema musical ha sido el pretexto suficiente para iniciar la fiesta en casa por generaciones.

Pero si usted quiere conocer más acerca de las canciones inspiradas en animales no se pierda la próxima entrega de este especial

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EL PODER OCULTO DE LAS REDES SOCIALES

Sin sospecharlo recibí una llamada telefónica a mi celular. Al otro lado, una amable señorita me preguntaba si yo soy yo… para lo cual confirmó mis datos con las siguientes preguntas:

“¿Es usted el señor…? ¿sus dos apellidos y sus dos nombres son… ? ¿Trabaja usted para… ? ¿Vive usted en la Urbanización…?”

Sabía tanto de mí que por un momento la considere parte de mi familia. Ante tanta información la primera pregunta que salió de mi boca fue: ¿de dónde obtuvo usted esos datos? La señorita muy amablemente me respondió que ciertas cadenas comerciales renombradas habían referido de forma óptima mi capacidad y puntualidad en los pagos. No tuve más remedio que sentirme orgulloso, pero a pesar de que las ofertas de la señorita eran bastante atractivas… tuve que desistir.

Camino a casa llené mi cabeza de preguntas. ¿Cómo obtienen esos datos? ¿Cuánto cuesta una base de datos? y la última y la que más me asustó ¿Qué pueden hacer con esa información?

Para responder la primera pregunta hice memoria de las varias cadenas que recibo a diario en mi correo electrónico. Esa es una manera muy creativa de obtener nuestra dirección electrónica. A través de bromas y amenazas entregamos, sin saberlo, información valiosa.

Otra forma creativa de llenarse de información es a través de los registros que realizamos cuando visitamos una página web de nuestro agrado. Sin siquiera notarlo estamos entregando información a través de esos registros, en los que nos piden nuestros nombres y apellidos, dirección electrónica y  en algunos casos dirección domiciliaria, profesión e inclinación política.

A pesar de que la forma de obtenerlos parece muy creativa en realidad es una perversa forma de violar nuestra intimidad. Pero existe una manera más sutil de obtener toda esa información: LAS REDES SOCIALES.

Si estuvieras en la calle y un desconocido o desconocida te pide información personal, lo primero que vas a hacer es huir o buscar un agente policial. ¿Para qué quiere él o ella mis datos personales? dirías indignado/a. Eso pasaría en la calle, donde puedes ver y tocar a la gente, pero... ¿qué pasa en el universo virtual que nos han creado? La situación cambia vertiginosamente, brindas tus datos y tu información personal sin ninguna mesura ni precaución a través de las redes sociales.

La más exitosa, sin duda, es Facebook con 640 millones de usuarios, es decir 640 millones de personas e instituciones que voluntariamente accedieron a dar sus datos, entre los que solo están sus nombres, apellidos, situación laboral, situación emocional, preferencia musical, libros favoritos, inclinación política, pero no solo ello… no solo sus datos forman parte de este universo. Las imagenes de 640 millones de usuarios circula por la red ¡ no podríamos ser más notorios ! incluso hasta nuestros amigos y los amigos de mis amigos están ahí, diciéndole a alguien: este soy, estos son mis amigos, esto hago, esto siento, esto pienso.

Todos esos datos, millones de ceros y unos almacenados en un solo lugar: Estados Unidos.

¿Qué pueden hacer con esos datos? La pregunta más lógica sería ¿qué no pueden hacer con esa información? Lo tienen todo, no necesitaron entrenar a un grupo especializado en espionaje ni destinar recursos para movilizar agentes en cubierta. Tan solo crearon una forma de comunicación alternativa donde todo es perfecto, donde todos nos informamos, donde todo se sabe en cuestión de segundos, donde la privacidad no existe, donde el chisme abunda… donde, me da pena decirlo, nos tienen controlados.

A pesar de que muchos nos hablen de las maravillas que representan las redes sociales para la democratización de la comunicación, a pesar de que ahora no existas si no estás en Facebook o Twitter… a mí si me asusta lo que puedan hacer con esa información.

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DIONISIO Y SUS PLACERES

Baco
Micheangelo Merisi da Caravaggio 



Dionisio (en la mitología griega y Baco en la romana) es el Dios de la Viña y de los delirios místicos, por llamar de alguna manera a los efectos vergonzosos de la embriaguez. Cierto día, el Dios de la Viña caminaba despreocupado por el bosque, cuando a su distraido paso se cruzó un débil e indefenso tallo. Al verlo, Dionisio sintió compasión y para que siga viviendo decidió colocarlo dentro del hueso de una Ave.

El tallo siguió creciendo hasta convertirse en una hermosa planta que creció y creció hasta que el hueso del ave se volvió pequeño. Dionisio al ver la incomodidad del tallo convertido en planta, decidió colocarla en un hueso más grande, esta vez, el hueso de un León.

Pero la planta – como es normal - seguía creciendo, hasta el punto de no caber ya en el hueso del león, por lo que a Dionisio le fue obligatorio buscar otro hueso aún más grande. Buscaba y buscaba y no le quedó más opción que colocar  la planta en el hueso de un burro.

Luego de colocarla allí, la planta agradecida le dio a Dionisio su primer fruto: la vid, de donde se extrae el vino.

Esta historia resume en cierta forma nuestros comportamientos al momento de ingerir licor o por llamarlo más sutilmente, cuando nos dejamos llevar por los delirios místicos que produce la ingesta de bebidas alcohólicas.

Las primeras copas nos liberan, nos hacen livianos y ligeros, como un pájaro cuando se dispone  a volar.

Luego de esta liberación mística, nuestro espíritu experimenta una sensación de fuerza y vigor, muy semejante a la de un León africano dispuesto a cazar. No teme nada, rapaz y fulminante se esconde tras la maleza para acechar a su víctima, quien luego de unos cuantos zarpazos y dentelladas se convertirá en nuestro alimento.

Por último tenemos a la etapa más vergonzosa de todas, de repente, la ligereza del ave y la fuerza del león se convierten en patadas y rebuznadas, muy similar a las que realiza el burro (pobre animalito no tiene la culpa de la asociación maliciosa).

Esta etapa es muy bochornosa. en realidad no notamos las estupideces que cometemos cuando bebemos mucho, y que ¡claro! no vamos a recordar, como la de manejar ebrios, buscar pelea, creernos sexys y decorar las calles con nuestra merienda.

¿Yo me pregunto… en cuál de estas tres etapas se sienten identificados los ecuatorianos?  

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¡ QUE RAROS SOMOS LOS ECUATORIANOS ! Parte 2

Todavía recuerdo con nostalgia las conversaciones profundas que surgen en una noche de copas con los amigos. Como era de costumbre, esa noche cada uno de los presentes trataba de poner un tema de conversación, entre tantos, surgió uno que marcó la noche: Las hazañas de Pablito (nombre protegido) quien luego de haber tomado por más de 24 horas seguidas se quedó dormido, más no por la borrachera, sino por el cansancio que produce aquella labor tan digna de tomar a lo bestia.

Pero no fue la historia lo que en realidad más me impresionó de aquel relato, que para qué estaba muy interesante...  lo que me sorprendió fue la manera cómo la contaba mi amigo. Él lo admiraba; cuando contaba los hechos, lo hacía con pasión, con orgulloso de estar presente aquella noche, sentía incluso una sana envidia. Unos cuantos testigos de las hazañas de Pablito -que estaban presentes mientras mi amigo contaba la historia - asentían con la cabeza en señal de admiración.

Sí señoras y señores, Pablito es digno de ser aclamado, incluso una estatua en vida sería poco para resaltar tan digna labor en favor de la humanidad. Pero no todo es gloria en el camino de Pablo... hace poco me enteré que ya tiene problemas con el funcionamiento de su hígado, lo cual ha repercutido gravemente en su bolsillo.

¿será acaso el fin del mártir... quien no dudo en inmolarse para ganar la reputación que ahora tiene?

A sus problemas de salud hay que sumarle otro de suma importancia: Pablo tiene duros rivales; son jóvenes y están dispuesto a realizar cualquier sacrificio para destronar a Pablo. Practican en las noches, particularmente los viernes y algunas veces los sábados. Salen de sus trabajos o sus lugares de estudio dispuestos a dejar huella.

Vamos a pegarnos unas bielas – dicen animados - y luego de unas cuantas inofensivas, ya están listos para gustosos dejarse abrazar por las gracias del Dios Baco. Con licor barato y unos cuantos cigarrillos están dispuestos a cumplir con el objetivo principal:

Llegar a ser como Pablito, destronarlo, ocupar su lugar.

Pablo debería estar muy preocupado... ya no es el de antes; el tiempo cumple su marcha inexorablemente; además estos rivales son muy fuertes, se especializan cada fin de semana, con ahínco, a ellos  no les preocupa los gastos ecocómicos ni tampoco las futuras consecuencias, están dispuestos a forjar su reputación a costo de cualquier sacrificio sea este económico o físico. 

A ellos no les mueve ni el dinero ni tampoco las recomendaciones, lo hacen  por amor a la camiseta. Aman lo que hacen y no están dispuestos a retroceder ni un solo paso hasta conseguir su meta.

¿Será acaso el fin del reinado de Pablito?... parece que sí.

¡ QUE RAROS SOMOS LOS ECUATORIANOS! Parte 1

Julio Tarré, Director de la Fundación el Teléfono Amigo en Ecuador, asegura que el 40% de los ecuatorianos son adictos al alcohol. Por su parte, El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) según una encuesta realizada a 75 mil hogares, afirma que la población másculina en el Ecuador consume más licor en comparación con la población femenina. Las estadísticas de accidentes de tránsito en el Ecuador por culpa de conductores en estado de ebriedad aumenta y se convierten en los titulares de los principales noticieros.

¿Porqué al ecuatoriano le gusta tanto el licor? En estos momentos quisiera que algún historiador - de esos que nunca faltan en una entrevista - se siente y me explique ¡porqué nos gusta tanto ingerir licor! ¿Desde cuándo comenzamos a consumir licor a lo bestia, tanto así que es difícil pasar bien en una fiesta sin trago?

"Licor, grato licor" reza la letra de una famosa canción interpretada por Julio Jaramillo, quien para colmo murió por culpa del consumo excesivo de licor.

 

¿Quién nos metió en la cabeza que andar chumado por la calles es    divertido?

No sé ustedes pero no creo que sea divertido, que al día siguiente de la borrachera, todos los panas se mofen de tí por alguna estupidez que hiciste cuando estabas ebrio.

¿Porqué nos atrae tanto el licor?

¿Será que ser borrachos es parte de nuestra identidad ecuatoriana como muestra la publicidad de la Pilsener, que con un vaso de cerveza el Migrante de España, que acogió el acento ibérico regresa a ser ecuatoriano... justo como cuando se fue?

No lo sé

Pero lo que si sé, es que los ecuatorianos somos algo más que unos simples ebrios.

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