martes, 9 de agosto de 2011

EL PODER OCULTO DE LAS REDES SOCIALES

Sin sospecharlo recibí una llamada telefónica a mi celular. Al otro lado, una amable señorita me preguntaba si yo soy yo… para lo cual confirmó mis datos con las siguientes preguntas:
“¿Es usted el señor…? ¿sus dos apellidos y sus dos nombres son… ? ¿Trabaja usted para… ? ¿Vive usted en la Urbanización…?”
Sabía tanto de mí que por un momento la considere parte de mi familia. Ante tanta información la primera pregunta que salió de mi boca fue: ¿de dónde obtuvo usted esos datos? La señorita muy amablemente me respondió que ciertas cadenas comerciales renombradas habían referido de forma óptima mi capacidad y puntualidad en los pagos. No tuve más remedio que sentirme orgulloso, pero a pesar de que las ofertas de la señorita eran bastante atractivas… tuve que desistir.
Camino a casa llené mi cabeza de preguntas. ¿Cómo obtienen esos datos? ¿Cuánto cuesta una base de datos? y la última y la que más me asustó ¿Qué pueden hacer con esa información?
Para responder la primera pregunta hice memoria de las varias cadenas que recibo a diario en mi correo electrónico. Esa es una manera muy creativa de obtener nuestra dirección electrónica. A través de bromas y amenazas entregamos, sin saberlo, información valiosa.
Otra forma creativa de llenarse de información es a través de los registros que realizamos cuando visitamos una página web de nuestro agrado. Sin siquiera notarlo estamos entregando información a través de esos registros, en los que nos piden nuestros nombres y apellidos, dirección electrónica y  en algunos casos dirección domiciliaria, profesión e inclinación política.
A pesar de que la forma de obtenerlos parece muy creativa en realidad es una perversa forma de violar nuestra intimidad. Pero existe una manera más sutil de obtener toda esa información: LAS REDES SOCIALES.
Si estuvieras en la calle y un desconocido o desconocida te pide información personal, lo primero que vas a hacer es huir o buscar un agente policial. ¿Para qué quiere él o ella mis datos personales? dirías indignado/a. Eso pasaría en la calle, donde puedes ver y tocar a la gente, pero... ¿qué pasa en el universo virtual que nos han creado? La situación cambia vertiginosamente, brindas tus datos y tu información personal sin ninguna mesura ni precaución a través de las redes sociales.
La más exitosa, sin duda, es Facebook con 640 millones de usuarios, es decir 640 millones de personas e instituciones que voluntariamente accedieron a dar sus datos, entre los que solo están sus nombres, apellidos, situación laboral, situación emocional, preferencia musical, libros favoritos, inclinación política, pero no solo ello… no solo sus datos forman parte de este universo. Las imagenes de 640 millones de usuarios circula por la red ¡ no podríamos ser más notorios ! incluso hasta nuestros amigos y los amigos de mis amigos están ahí, diciéndole a alguien: este soy, estos son mis amigos, esto hago, esto siento, esto pienso.
Todos esos datos, millones de ceros y unos almacenados en un solo lugar: Estados Unidos.
¿Qué pueden hacer con esos datos? La pregunta más lógica sería ¿qué no pueden hacer con esa información? Lo tienen todo, no necesitaron entrenar a un grupo especializado en espionaje ni destinar recursos para movilizar agentes en cubierta. Tan solo crearon una forma de comunicación alternativa donde todo es perfecto, donde todos nos informamos, donde todo se sabe en cuestión de segundos, donde la privacidad no existe, donde el chisme abunda… donde, me da pena decirlo, nos tienen controlados.
A pesar de que muchos nos hablen de las maravillas que representan las redes sociales para la democratización de la comunicación, a pesar de que ahora no existas si no estás en Facebook o Twitter… a mí si me asusta lo que puedan hacer con esa información.
NO ACEPTO LAS CONDICIONES