miércoles, 6 de abril de 2011

DIONISIO Y SUS PLACERES


Baco
Micheangelo Merisi da Caravaggio 

Dionisio (en la mitología griega y Baco en la romana) es el Dios de la Viña y de los delirios místicos, por llamar de alguna manera a los efectos vergonzosos de la embriaguez. Cierto día, el Dios de la Viña caminaba despreocupado por el bosque, cuando a su distraido paso se cruzó un débil e indefenso tallo. Al verlo, Dionisio sintió compasión y para que siga viviendo decidió colocarlo dentro del hueso de una Ave.
El tallo siguió creciendo hasta convertirse en una hermosa planta que creció y creció hasta que el hueso del ave se volvió pequeño. Dionisio al ver la incomodidad del tallo convertido en planta, decidió colocarla en un hueso más grande, esta vez, el hueso de un León.
Pero la planta – como es normal - seguía creciendo, hasta el punto de no caber ya en el hueso del león, por lo que a Dionisio le fue obligatorio buscar otro hueso aún más grande. Buscaba y buscaba y no le quedó más opción que colocar  la planta en el hueso de un burro.

Luego de colocarla allí, la planta agradecida le dio a Dionisio su primer fruto: la vid, de donde se extrae el vino.
Esta historia resume en cierta forma nuestros comportamientos al momento de ingerir licor o por llamarlo más sutilmente, cuando nos dejamos llevar por los delirios místicos que produce la ingesta de bebidas alcohólicas.

Las primeras copas nos liberan, nos hacen livianos y ligeros, como un pájaro cuando se dispone  a volar.
Luego de esta liberación mística, nuestro espíritu experimenta una sensación de fuerza y vigor, muy semejante a la de un León africano dispuesto a cazar. No teme nada, rapaz y fulminante se esconde tras la maleza para acechar a su víctima, quien luego de unos cuantos zarpazos y dentelladas se convertirá en nuestro alimento.
Por último tenemos a la etapa más vergonzosa de todas, de repente, la ligereza del ave y la fuerza del león se convierten en patadas y rebuznadas, muy similar a las que realiza el burro (pobre animalito no tiene la culpa de la asociación maliciosa).

Esta etapa es muy bochornosa. en realidad no notamos las estupideces que cometemos cuando bebemos mucho, y que ¡claro! no vamos a recordar, como la de manejar ebrios, buscar pelea, creernos sexys y decorar las calles con nuestra merienda.
¿Yo me pregunto… en cuál de estas tres etapas se sienten identificados los ecuatorianos?  

NO ACEPTO LAS CONDICIONES

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